Después de una búsqueda de tres horas, finalmente encontramos a la familia de esta perrita. La madre, delgada y asustada, abrazaba a sus cachorros recién nacidos. A pesar de su deseo de huir, no podía dejar a sus pequeñitos. Mis ojos se llenaron de lágrimas al ver a los cachorros. Cuatro de ellos se fueron, también muy pequeños. Los que quedaban respiraban débilmente.
Este lugar estaba desierto, un sendero de montaña. ¿Solo un poco de comida para una perra que acaba de parir? Al sacarlos, mis ojos se llenaron de lágrimas. La condición de la madre era extremadamente grave, deshidratada y con una infección posparto. Solo mostraba una tristeza infinita en sus ojos mientras abrazaba a los cachorros débiles que quedaban.
La prioridad era cuidar a los cachorros. Teníamos cinco machos y una hembra, incluyendo un cachorro extremadamente débil. Los medicamentos debían ser elegidos con cuidado, dándole prioridad a la leche materna. Los días se hicieron largos para todos.
Después de tres días, la situación no era positiva. La madre permaneció en silencio, pero finalmente, en el quinto día, se levantó de la cama. Sin embargo, la noticia triste volvió: el cachorro más débil había fallecido. Esto la desgastó aún más, empeorando su condición.
Una cirugía se hizo necesaria para tratar la infección, pero después de la operación, ella quería abrazar a los cachorros. ¿Por qué tantas preguntas sin respuesta? ¿Quién fue su dueño anterior? No debería estar sufriendo si tuviera un buen dueño.
Estuvo especialmente atenta con una enfermera, y al día siguiente pudo volver a comer. Creemos que superará todo esto. Amelia, como la llamamos, tenía suficiente leche para alimentar a los cachorros, que resultaron extremadamente sanos y hermosos.
Sus ojos ya no reflejaban tristeza y desesperación, sino sanación y esperanza. Finalmente, su hermosa sonrisa iluminó nuestras vidas. Ahora vive con nosotros, brindándoles a los cachorros una nueva vida. Gracias por seguir este maravilloso viaje.